Primeros pasitos

Nos situamos en el momento en el que el bebé comienza a dar los primeros pasos. ¿Cuál es el zapato más cómodo?

Aproximadamente a partir del año o año y medio los niños comienzan a caminar. En este momento los pies de bebé han de soportar, durante el tiempo que esté de pie, el peso de su cuerpo. Los primeros zapatos del bebé tienen el objetivo de proteger el pie y proporcionar equilibrio y estabilidad para que el niño se sienta seguro.

Hemos de tener en cuenta que desde los primeros meses de vida hasta que consolida sus funciones de sostener el cuerpo y caminar, el pie es especialmente un órgano táctil. Por tanto, es un error usar un tipo de calzado que evite que el pie reciba estímulos que se originan por el contacto de esta parte del cuerpo con el entorno externo. A la hora de elegir el calzado, se valorarán aspectos comos si es fácil de poner y quitar, si es suficientemente ancho, etc.

La principal función del zapato es que sea base de sustentación, es decir, que contacte con el suelo y, por tanto, mantener el equilibrio. Otra de las funciones es el desplazamiento, y la capacidad de reaccionar y evitar caídas gracias a la información de la posición que recibe el cerebro de los ligamentos y los tendones del pie.

Por tanto, el calzado ha de ser adecuado al tamaño del pie y deben adaptarse a la perfección quedando bien sujetos por el talón y dejando movilidad en los dedos. La suela deber ser flexible para permitir el movimiento del pie, preferiblemente de cuero o goma, de esta manera amortiguará los impactos del pie en el suelo y evitará que resbale.

Cuando el niño o niña comienza a caminar, debe tener consistencia, no debe pesar, debe ser muy flexible y tener un grosor de unos tres mm.

Como ya hemos mencionado antes, el zapado debe de ser fácil a la hora de ponértelo o quitártelo, para ello se recomienda que los cierres sean de velcro, hebilla o cordones, fijándonos siempre en que permita la amplia abertura del zapato para que el pie del niño entre con facilidad, sin provocar posturas forzadas o que el pie quede en mala posición dentro del zapato sin que lo percibamos.

En general, un buen calzado deber ser cómodo y permitir la función normal del pie, además de contribuir al mantenimiento de la salud del usuario.






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